Hasta ahora hemos hablado de cómo lavar la ropa, cómo llevar a cabo la tarea de seleccionar las prendas según colores y tejidos, adecuar los programas, los centrifugados… pero después de todo eso queda una tarea esencial, que es secar la ropa que hemos lavado. Por ello, veamos, una vez más, unos consejos muy sencillos con los que conseguir grandes resultados y cuidar nuestras prendas.

¿Secadora o n secado atural?

Las dos opciones que se nos pueden plantear en este aspecto es si nos conviene una secadora o un secado al aire en un tendedero de los de toda la vida.

Las secadoras son una solución mucho más rápida que nos elimina esa tarea de andar tendiendo y no nos hace falta tener un espacio para colgar la ropa. Hoy por hoy las secadoras están muy avanzadas y tienen programas específicos para todo tipo de tejidos que evitará que se nos estropeen.

Sin embargo, como bien sabemos a estas alturas, hay prendas que según las etiquetas no admiten el secado de esta manera por lo que nos tendremos que ir al modo más tradicional. Por lo que tocará prestar una mayor atención a la forma de hacerlo lo más correctamente posible.

El sol, tu mejor aliado y tu peor enemigo en el secado de tu ropa

Desde luego, la mejor de las opciones es secar la ropa al aire y evitar hacerlo dentro de casa, donde crearemos una humedad innecesaria y además no se secará correctamente, aunque se que en las épocas en las que nos adentramos hacen que esta opción sea casi la única.

Por ello, si se puede, lo mejor es que la ropa se seque al aire libre. El sol será un gran aliado a la hora de llevar a cabo la tarea, sobre todo, porque lo hará más deprisa y además, eliminará bacterias de nuestra ropa.

Si bien para nuestra ropa blanca no hay mucho problema, nuestras camisas y vestidos de temporada lucirán radiantes, aunque tampoco es muy recomendable la luz directa para que no tienda a amarillearse, con la ropa de color hay que tener especial cuidado, dado que podría llegar a desteñir.

De esta forma y para evitar estos males, daremos la vuelta a la ropa. Sí, una vez que está del revés y bien estiradas, sin que queden pliegues, la pondremos a secar.

Según las prendas cambiamos de forma de secado… ¡apunta!

Ya hemos adelantado lo de dar la vuelta a la ropa de color que será lo más básico. A partir de ahí, sólo habrá que colgarla y asegurarla con las pinzas estratégicamente situadas en los bordes o costuras para que no dejen marcas. Cuidado con las pinzas porque no hay cosa que más odie que no se me quite la marca de una pinza mal puesta en alguna de mis prendas.

Primero decir, que para las prendas de algodón no hay mucho que decir, porque son de las que aguantan bien el tendido, colgando sin más. Lo mismo pasa con el nylon, incluso la pana (siempre que esté del revés). El problema viene con otro tipo de tejidos.

Así, hay una serie de trucos que hay que tener en cuenta en este punto. Si estamos ante nuestra prenda estrella del armario, nuestros queridos vaqueros, y en general otros pantalones, lo mejor es abrochar los botones y colgar desde la parte de arriba para evitar que haya zonas en las que incida más el sol que en otras.

Como ya vimos en el otro post dedicado a los tejidos acrílicos, estos necesitan un cuidado especial a la hora de secarlos, ya que corremos el riesgo de que se den de sí, se estiren por zonas, cosa que nos arruinaría la prenda. Por esta razón, lo mejor es que nuestros jerseys, vestidos y demás, los sequemos de forma horizontal, así evitaremos sustos a la hora de ir a lucirlos.

Claro, que si estamos ante lana, aunque sea mezclada, no la cuelgues nunca porque, sí o sí, se te deformará. Así que, para secar estas prendas, como los jerseys de invierno una vez más, lo mejor sobre una superficie plana.

Y luego, para la seda y estos tejidos más delicados que nos traen ahora las marcas en blusas vaporosas que tanto nos gustan, a mí me vuelven loca lo estilosas que son, lo mejor es secarlas en una percha. Además, hay que tener en cuenta que muchas de estas prendas ni siquiera necesitarán planchado, por lo que evitaremos mediante este sistema, que se puedan arrugar más. Como veis, son unos consejos muy simples y eficaces a tener en cuenta a la hora de cuidar nuestra ropa mojada y su proceso de secado.